martes, 31 de mayo de 2011

Nuevo avance en el uso del ADN para construir máquinas nanométricas

Aunque la función principal del ADN en las células es transportar la información genética de una generación a otra, algunos científicos también consideran que esa molécula tan estable y programable resulta un material de construcción ideal para estructuras de tamaño nanométrico que podrían ser usadas para administrar medicamentos, actuar como biosensores, realizar fotosíntesis artificial y otras aplicaciones.

Antes se consideraba impensable tratar de construir estructuras de ADN a gran escala. Pero hace unos cinco años, Paul Rothemund, bioingeniero computacional del Caltech (Instituto Tecnológico de California), ideó una nueva estrategia de diseño descrita como papiroflexia de ADN, y que comenzó consistiendo en la construcción de formas bidimensionales a partir de una hebra de ADN plegada sobre sí misma y asegurada por pequeñas hebras actuando a modo de grapas.


Varios años más tarde, el laboratorio de William Shih en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, trasladó este concepto a tres dimensiones, haciendo posible el diseño de complejas estructuras que abrieron nuevas vías para el diseño biológico sintético a escala nanométrica.


Un obstáculo importante para estos diseños cada vez más intrincados ha sido la automatización del proceso de diseño.



Ahora, un equipo en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), dirigido por el ingeniero biológico Mark Bathe, ha desarrollado un software que hace que sea más fácil predecir la forma tridimensional que producirá una determinada plantilla de ADN. Aunque el software no automatiza por completo el proceso de diseño, sí hace más fácil para los diseñadores la tarea de crear estructuras tridimensionales complejas, en las que controlar su flexibilidad y, potencialmente, la estabilidad de su plegamiento
 
 
 
 
 
                                        ALBA MORALES MARTIN